viernes, 3 de marzo de 2017

La transexualidad como pretexto


La Asociación de Familias de Menores Transexuales Chrysallis lanzó una campaña publicitaria con el siguiente mensaje: "Hay niñas con pene y niños con vulva".


La organización católico-derechista HazteOír contraatacó con su famoso autobús madrileño: "Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen".


El mensaje de Chrysallis es tan engañoso (debería decir: "hay un 0,06% aproximadamente de niñas con pene...") que resulta directamente falso. El de HazteOír se limita a subrayar una obviedad genética. Sin embargo el escándalo ha saltado porque se supone que este último mensaje resulta tránsfobo, incita al odio. Y es que hay mucho ruido de fondo.

Según los estudios médicos más progresistas la transexualidad es un "malestar clínicamente significativo asociado a la condición de género". Es decir, un distrés, un estrés negativo vital con el que no es complicado solidarizarse en estos tiempos políticamente correctos donde la marginalidad cotiza al alza. Yo también me solidarizo con el sufrimiento ajeno, faltaría más; no sentirse lo que eres constituye un drama de proporciones tan colosales como inasibles. Pero, hablando de estrés, ¿sabe el común de los opinadores que el estrés no es causa de baja laboral en España? A mí me parece un escándalo. ¿No deberíamos centrarnos en denunciar esta extendidísima injusticia antes de afrontar algo tan excepcional como controvertido? ¿El que existan negros albinos nos autoriza a concluir que los negros no se definen principalmente por su negritud (como los hombres por su pene)?
 
Los transexuales, no nos engañemos, no le importan a nadie un pito. No son sino otro "argumento" utilizado por la ideología de género para vendernos su analfabeto "espectro sexual": como todo vale, todo es normal y, por tanto, la norma (heterosexual) desaparece. La genética queda abolida por obra y gracia de unas excepciones que no hacen sino confirmar la regla. Quienes de buena fe se escandalizan ante un autobús que reza "los niños tienen pene", deberían saber que están siendo manipulados por una secta acientífica cuya creciente influencia empieza a ser muy preocupante.

Ayer escuché en la televisión a una opinadora asegurar que eso de los genes ya ha quedado muy antiguo. Del susto que me dio casi me santiguo.

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