sábado, 22 de abril de 2017

Carrascal

Carrascal, Carrascal, qué bonita serenata.
Carrascal, Carrascal, ya me estás dando la lata.

Esta cantinela borrachuza, revisitada en la reposición televisiva del magnífico documental “Canciones para después de una guerra”, y generadora de coplillas festivas, puede servirnos para repasar el concepto de "machismo". Recordemos algunas de sus coplas más celebradas.

Las mujeres de hoy en día, ía
Son como las bicicletas, etas
Se les quita la pintura, ura
Y no valen dos pesetas.

He aquí un ejemplo clásico de machismo: minusvaloración pura y dura de las mujeres. Nada que objetar. Otra.

Me he metido voluntario, ario
Porque prefiero la guerra, erra
A tenerla tos los días, ías
Con mi mujer y mi suegra.

Esto se cantaba en pleno frente de batalla, ya tiene bemoles. Pero lo que no tiene es nada de machista. No se denigra al género femenino sino que se alude al muy sobado tema de la incomprensión entre sexos, siempre de actualidad populachera. Sin más. Vamos con la más famosa:

Una vieja seca seca, eca
Seca seca se casó, óo
Con un viejo seco seco, eco
Y se secaron los dos.

Estrofa paritaria donde las haya. Otra:

Una vieja se comió, óo
Veinte kilos de judías, ías
Y la noche parecía, ía
Un cañón de artillería.

Aquí sigue la “vieja” de protagonista porque el “viejo” no entra a ritmo. En fin, que incluso en tiempos de la postguerra las cosas no eran tan machistas como se supone. Ese sentimiento tan generalizado de que a las mujeres se las considera inferiores es un paradójico hijo de nuestro tiempo igualitarista. Pero no me voy a extender en esto porque ahora toca hablar de coplillas chistosas. En ese sentido mis favoritas carrascaleñas siempre serán las absurdas:

La piscina de mi pueblo, eblo
La piscina de mi pueblo, eblo
La piscina de mi pueblo, eblo
En mi pueblo no hay piscina.

(sustituyan “piscina” por “machismo”, y todo arreglado)

domingo, 2 de abril de 2017

De apologías


Resulta del todo incongruente que quienes detectan, se escandalizan, denuncian y piden castigo ante las diversas “apologías” del machismo (las más de las veces tan “micro” que no existen), se revuelvan al mismo tiempo contra la persecución de la “apología del terrorismo”, aunque esta conlleve palizas (Alsasua) o celebraciones de asesinatos (Cassandra).

Por supuesto que no “todo es ETA”, pero el daño que ha realizado dicha mafia al tejido social de este país (y pienso especialmente en el País Vasco) no puede obviarse, y menos olvidarse, con referencias a sibilinas políticas gubernamentales. El terrorismo de ETA ha existido y sigue existiendo como un valor positivo en las mentes de muchos coetáneos. La persecución de su expresión pública está más que justificada, máxime cuando ahora se nos viene encima otro terrorismo, más salvaje todavía.

Dicho esto y como en el caso de los machismos, es necesario hilar muy fino. Lo de los titiriteros, por ejemplo, era una solemne tontería, y lo de las letras de canciones “protesta”, otra, a menos que acaben cantando “ETA mátalos”, en cuyo caso digo yo que algo habría que hacer. La condena de Cassandra, un ente infantiloide, me parece desproporcionada; bastaría con un multazo ejemplarizante.

Es lo que tiene dividir el mundo en buenos (mujeres, revolucionarios) y malos (hombres, Gobierno). Tan cómodo como falso.

Aclaración de las menciones:
Alsasua
Cassandra
Titiriteros
Canciones protesta
Def con Dos, Barricada, Sociedad Alcohólica, Kortatu, Valtonyc, Pablo Hásel…