domingo, 2 de abril de 2017

De apologías


Resulta del todo incongruente que quienes detectan, se escandalizan, denuncian y piden castigo ante las diversas “apologías” del machismo (las más de las veces tan “micro” que no existen), se revuelvan al mismo tiempo contra la persecución de la “apología del terrorismo”, aunque esta conlleve palizas (Alsasua) o celebraciones de asesinatos (Cassandra).

Por supuesto que no “todo es ETA”, pero el daño que ha realizado dicha mafia al tejido social de este país (y pienso especialmente en el País Vasco) no puede obviarse, y menos olvidarse, con referencias a sibilinas políticas gubernamentales. El terrorismo de ETA ha existido y sigue existiendo como un valor positivo en las mentes de muchos coetáneos. La persecución de su expresión pública está más que justificada, máxime cuando ahora se nos viene encima otro terrorismo, más salvaje todavía.

Dicho esto y como en el caso de los machismos, es necesario hilar muy fino. Lo de los titiriteros, por ejemplo, era una solemne tontería, y lo de las letras de canciones “protesta”, otra, a menos que acaben cantando “ETA mátalos”, en cuyo caso digo yo que algo habría que hacer. La condena de Cassandra, un ente infantiloide, me parece desproporcionada; bastaría con un multazo ejemplarizante.

Es lo que tiene dividir el mundo en buenos (mujeres, revolucionarios) y malos (hombres, Gobierno). Tan cómodo como falso.

Aclaración de las menciones:
Alsasua
Cassandra
Titiriteros
Canciones protesta
Def con Dos, Barricada, Sociedad Alcohólica, Kortatu, Valtonyc, Pablo Hásel…

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